El
prurigo nodular (PN) es una enfermedad de la piel en la que se forman lesiones elevadas como ronchas duras, costrosas y que pican intensamente.
[1] La picazón es tan intensa que las personas se rascan hasta el punto de provocar sangrado o heridas dolorosas. Las ronchas duras varían en tamaño, y pueden ser muy pequeñas o tener hasta media pulgada de ancho, y son ásperas y secas. Puede haber solamente algunas pocas lesiones o cientos de lesiones y se localizan especialmente en las partes externas de los brazos, hombros, y piernas. El tronco, la cara, e incluso las palmas de las manos también pueden ser afectados. Los roces, arañazos, y toques repetitivos pueden provocar más picazón y resultar en más lesiones en la piel.
[1][2][3] La picazón también se agrava por el calor, la sudoración, o la irritación causada por la ropa.
[4] La causa exacta es desconocida. El prurigo nodular, en algunos casos, puede ser parte de otras enfermedades, como eczema (
dermatitis atópica),
linfoma,
hepatitis colestásica autoinmune crónica,
infección por VIH, anemia severa o picazón (prurito) relacionado con la enfermedad renal crónica conocida como
prurito urémico.
[1][5]
El tratamiento es muy difícil y puede incluir corticoides, antihistamínicos, y otros medicamentos como la talidomida y otros similares (Lenalidomida). En algunos casos, la crioterapia, la fototerapia asociada a quimioterapia o fotoquimioterapia (rayos ultravioleta asociados a medicamentos que se activan con la luz) y la terapia de reversión del hábito para evitar que se se rasquen han mejorado los síntomas. El PN puede durar muchos años, y la picazón es tan intensa que puede afectar todas las actividades cotidianas.[1][3][5]
Última actualización: 11/6/2017