La
fístula enterovesical es una comunicación anormal entre el intestino y la vejiga, que normalmente están separados. “Fístula” es una conexión anormal entre un órgano, un vaso, y otra estructura; “entero” quiere decir intestino; y “vesical” se refiere a la vejiga. Las fístulas enterovesicales son muy raras y afectan más a las mujeres que a los hombres, quizás porque en las mujeres el útero y los anexos se sitúan entre la vejiga y el intestino. Son clasificadas, de acuerdo a la parte del intestino que está envuelta, en fístulas colovesicales, fístulas rectovesicales, fístulas ileovesicales, y fístulas apendicovesicales. La más común es la fístula colovesical que pasa entre el intestino grueso (colon) y la vejiga. Las fístulas pueden ser congénitas o adquiridas. Las fístulas adquiridas pueden ser causadas por infecciones, enfermedades intestinales inflamatorias como la
diverticulosis o la
enfermedad de Crohn, cáncer, un tratamiento con radiación, traumatismos, o cuerpos extraños, o pueden aparecer como una complicación después de una operación.
[1][2]
El sello distintivo (o sea, lo más característico) de las fístulas enterovesicales se puede describir como "síndrome de Gouverneur", a saber, dolor suprapúbico (encima del hueso pubis), orinar muchas veces (frecuencia), dolor al orinar (disuria) y sentir que se necesita defecar sin haber heces, con dolor y esfuerzo (tenesmo). Los síntomas pueden incluir salida de gases o de heces al orinar.
[1][3] La fístula se puede diagnosticar con exámenes de imágenes. El tratamiento en la mayoría de los casos es la corrección de la fistula con cirugía.
[1][2]
Última actualización: 7/15/2018